El hombre se dedica constantemente a mejorar su calidad de vida, razón por la cual se da cabida a la revolución industrial, la invención del teléfono, los avances tecnológicos y todos los medios de transporte. No obstante, esta búsqueda ha generado factores que impactan negativamente el medio ambiente, teniendo también que desarrollar alternativas que los minimicen, como es el reciclaje de papel a través de la destrucción de documentos.
El papel es un producto a base de fibras vegetales, celulosa, polímeros y agua. Una de las formas de obtener estos dos primeros ingredientes es de la madera proveniente de árboles, aunque actualmente hay sintéticas. De allí, que este material representa la tala que afecta las fuentes de oxígeno, necesario para la vida de personas y animales aeróbicos; siendo pertinente su reutilización y reciclaje.
En todos los sectores: escuela, universidad, empresas, oficinas, bibliotecas y más, la existencia del papel es importante, debido a que en él se encuentra información variada: confidencial y no confidencial, de carácter recreativo, documental o histórico. Sin embargo, el almacenamiento de todo esto puede ser difícil si hay grandes cantidades que no circulan con regularidad, lo que se denomina “muerto” y tiene que ser desechado.
Ahora bien, este desperdicio es relativo: simplemente es descartado este material que ya no tiene utilidad, para después ser triturado a un tamaño más práctico de trasladar para ser nuevamente sometido a líneas de fabricación, puesto que la fibra es un elemento que no se degrada con facilidad y responde perfectamente a este reprocesamiento.
Cabe destacar, que la destrucción de papel, especialmente de documentos se rige por normativas españolas y europeas, debido al grado de confidencialidad que puedan tener estos. Existe todo un protocolo de seguridad y certificados asociados que garantizan que no sea violentada la información contenida en ellos. Esto quiere decir, que se requiere para este trabajo profesionales con ética y valores para ejecutar correctamente el servicio.
Facturas, información de bancos, balances contables, datos de trabajadores, clientes o proveedores, son algunos de los documentos que se destruyen, pudiendo estar no solo en físico (papel), sino que en cualquier dispositivo de almacenamiento como ordenadores, USB, discos duros, CD, DVD y otros tantos.